Me piden que escriba algo sobre embarazos, ya saben, los meses en los que una mujer espera un hijo, que todos sabemos que no son nueve meses, pues se sigue otro calendario que aún hoy me parece arcano y esotérico. No salen las cuentas, decían antes. Déjense de cuentos y cuentas, y feliciten a todas las mujeres gestantes. ¡Enhorabuena, pues! Que no debería pasarse una todas esas semanas, con sus lunas incluidas, sin recibir de los demás una sonrisa, una palabra de aliento o agradecimiento. Además, aunque suele ser un tiempo muy alegre, etc., también puede ocurrir que te encuentres realmente mal o que estés preocupada; así que razón de más para animarlas, que se les hace muy larga la espera, algo así como nueve años y un día.
Pero atención. Felicitar no significa someter a un tercer grado, o soltar ordinarieces del tipo: ¿y lo estabais buscando...? Además de la falta de educación, es una estupidez; sí hombre, me he encontrado al bebé en la calle, que se me había perdido. Y aún se dicen cosas peores, que no repito aquí porque me da embarazo.
Y es que hay veces que es mejor callarse.Un ejemplo. De madrugada en un aeropuerto, hace unos años.
Me arrastro, a mi y la maleta, hasta la cola de facturación. Hace poco que he tenido un bebé, y estoy muerta. Me despierta la sonrisa deslumbrante de la azafata. Me he puesto en business por error, pienso. Pero no, que si buenosss díaas, permítame que la ayude... aprovecho tanta amabilidad y le pido si puede cambiarme mi tarjeta de embarque, que tengo un asiento de cola y, bueno, por las mañanas me mareo. Por supuesto, continúa la sonrisa... ahora lo arreglo, señora: que en su ESTADO es incómodo viajar, señoraaaa....
Se está formando una gran cola, así que decido dejarlo pasar, y espero. No un bebé, sino a que termine de una vez la azafata, todo sonrisa pues ahora que me fijo está delgadísima. La muy...
-Bueno, señora, sus billetes... veo que hace escala en Madrid (como si yo no lo supiera)... su médico le deja volar, ¿verdad? que tanto viaje, en el último trimestre... señora...
A ver, que no sólo me está embarazando (sin habérmelo buscado), sino que, además, me amenaza con dar a luz en pleno vuelo. Y con tanto señora me siento como Matusalén.
Pero al menos ha conseguido despertarme. Enfilo la cola de vuelta seguida por varios ojos, que llevo ahí diez minutos; y en esto la sílfide vuelve a hablar para que todos nos enteremos:
-Ay Señora, ¡SEÑORA por favor!, ¡vuelva!, que le he dado un asiento de salida de emergencia, ¡y ahí no pueden volar las EMBARAZADAS!
Porqué volví de nuevo, y encima sin rechistar, es algo que aún hoy se me escapa.
Y otro paseíllo. Una madre con bebé incorporado cual koala me hizo un guiño cómplice: que yo también he estado así, hermana, parecía decirme. Ánimo, que queda poco, un par de meses. Dos o tres ejecutivos despegaron la vista de la pantalla del móvil, lo cual es mucho decir.
Y me arrastro, a mi y a mi dignidad perdida, hacia la facturación de personas. Por un momento considero la posibilidad de seguir con el malentendido y librarme de pasar por el aro, digo el arco de seguridad. O pedir una silla de ruedas. ¡¡Que sólo son las seis de la mañana, ...!! No escribo la palabrota porque hay niños delante. Y porque una es una SEÑORA.
Y me he quedado sin sitio en la bodega para continuar con el fascinante tema de las gestaciones. Tendrá que esperar en la cabina a mejor ocasión (el tema, no el embarazo). Que anda que no hay que esperar en los aeropuertos. Te dedicas a eso, básicamente. Aunque como ven no es muy recomendable si esperas un bebé. Mientras tanto, recuerden. Hay tiempo para hablar, tiempo para callar. Tiempo para ver, tiempo para fingir ceguera. Todo menos tener que dar explicaciones embarazosas.
ps: las azafatas son (casi) siempre encantadoras y competentes, como ocurre en las demás profesiones. Sólo estoy utilizando como mejor sé dos recursos literarios: la exageración o hipérbole y la simplificación. Y este último párrafo, que sería una enmendatio o justificación, una aclaración por si las moscas.
Que las azafatas también se quedan embarazadas, señoras.
Que bueno Isabel, recuerdo cuando me lo contaste. He vuelto a echarme unas risas, es genial cómo lo cuentas. Será impertinente la tipa esa... Obviamente no veía nada bien, a las 6 de la mañana, ¿qué quieres????
ResponderEliminarJajjajajajajaja Gracias Cris... tú sí que sabes de embarazos, aviones y bebés .....
EliminarIsabel, vamos Marga y yo en el tren y le he leido esta entrada. Vamos llorando literalmente de la risa que nos ha dado, es buenisimo!
ResponderEliminarCristina, cómo me gustaría estar con vosotras en tren,en avión,como sea... cómo echo de menos vuestras risas
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