martes, 11 de marzo de 2014

Con la nieve en los talones

Será por el invierno siberiano que acabamos de pasar, será por la tragedia ucraniana, el caso es que tengo las imágenes grabadas: las estepas heladas, los rusos y sus revoluciones, todo me suena a la magistral Doctor Zhivago. Y eso que llevo mucho tiempo sin ella. ¿A que hace un montón que no la ven? Corren malos tiempos para las épicas kilométricas. Corren vientos gélidos para los dramones de toda la vida. Amor de verdad. Traiciones del alma.

Podría decirse para resumir que Doctor Zhivago es un rollo. Todo lo que no transcurra a velocidad 4G es un plomo, piensan algunos. 
No es la típica película que ponen en un AVE, vale, ni en el tren La Coruña-Barcelona, y eso que ahí daría tiempo para Zhivago, Lawrence, Ben-Hur y los Hobbits de Tolkien. Como si fuera el transiberiano. Pero luego nos extrañamos de que vayan mal las cosas. Si no vemos buenas películas, sino leemos los mejores libros, luego no me vengan con los informes PISA ni se acuerden de los profesores finlandeses. Que esos también pasan lo suyo (de frío).

Doctor Zhivago... que suene la balalaika. Los idealistas y los crueles,el tren recorriendo los Urales, la dacha en medio de la nieve, médico y enfermera cuidando a los heridos, la belleza de Julie Christie,  Yuri Zhivago el médico poeta, las familias separadas, la Madre Rusia en guerra... todo eso y mucho más es Doctor Zhivago. Y la música, la música de Maurice Jarre con el tema de Lara, con la balalaika, con toda la nostalgia del amor recobrado y perdido en sus cuerdas.

En fin, vayamos al ídem que me emociono. El narrador es un general de la KGB, Yevgraf Andréyevich, hermanastro de Zhivago, que cuenta la historia a la joven Tonya, porque cree que puede ser hija de Yuri y Lara. Cuando Tonya se aleja con su novio, el general (Alec Guinness) repara en que lleva al hombro una balalaika. Nadie le enseñó, asegura orgulloso el novio camarada, aprendió sola. ¡Entonces es un don!, descubre un deslumbrado Alec Guiness. Y en ese plano final todos sabemos que sí, que la chica es hija de Lara y Zhivago, que le había transmitido su arte; que el viejo comunista está redimiendo el daño causado a su hermano; que se va a hacer cargo de su sobrina; que el amor, en fin, es más fuerte que la mentira, más fuerte que la muerte.

Es un don. Ahí quería llegar. Un regalo. De la genética, de la vida. Y los regalos son para agradecerlos y para disfrutarlos. Y todos hemos recibido muchos: musicales, físicos, intelectuales, morales... con los que avanzar por la nieve de la vida.

Adelante, queridos amigos, adelante mis valientes. O avanzas o te congelas. Con balalaika o sin ella, contribuye en el gran concierto de la vida. La juventud es un gran don, y termina por pasar, pero siempre nos queda tiempo. Y que los demás te necesitan para ser felices también. Frase célebre de J.F.Kennedy: No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate que puedes hacer tú por tu país. Al parecer era una idea de uno de sus tutores,observen de nuevo lo que puede hacer por uno un buen profesor, aunque no sea finlandés. Es decir, tu don también es para los demás; para compartir con todos en el patio del colegio. 

Así, pues, toca subirse al tren. Que empieza la película.

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