viernes, 27 de enero de 2017

Que veinte años no es nada


                                                                               

                                                                                                     Para Alicia

Es casi un (horrible) subgénero de Hollywood las películas sobre bailes de graduación, reuniones de promociones, hermandades universitarias...pues bien, a veces, sólo a veces, la realidad es mejor que la ficción, y este fin de semana una gran colega, Luisa,madera de líder, ha organizado una reunión de amigas del Colegio Mayor. Para no deprimirnos, no nos  hemos recordado que hace unos 25 años que nos fuimos de allí, al mundo real, curso arriba, curso abajo. 
Lo segundo mejor de encontrarse con amigas de verdad, de ésas con las que has vivido de todo en los buenos tiempos, es que no importa cuánto haya pasado: hay una conversación ininterrumpida y una confianza, que, mezclado con relatos de batallitas que sólo ese grupo aprecia, hace que esos encuentros en la tercera fase sean estupendos. También es tan agradecido reconocerse mutuamente y pensar, pero si estamos igual, qué jóvenes...
pero para mi lo mejor es que puedes ser tú misma, con naturalidad, sin artificio. Te alegras o te entristeces de verdad,  no te dan la tabarra  hablando de lo bien que les va la vida, lo super inteligentes que son sus hijos...que ya nos conocemos, oye. Y cada una es como es, y ni siquiera importa si continúas con tus despistes,tus errores, ni siquiera si has engordado, que ya es.... Cada una es cada una y,en el fondo, somos las mismas de siempre, y así nos gusta que sea.

Y a estas horas de la noche  me he acordado de un poesía preciosa de Jaime Gil de Biedma, que habla de lo que estoy pensando, pero bien escrito.(Eso es arte). Lo copio fumándome un pitillo ,(qué horror, fumo, sí), brindando por todas y cada una (la negrita es mía) 



         Amistad a lo largo


    Pasan lentos los días 
    y muchas veces estuvimos solos.
    Pero luego hay momentos felices
    para dejarse ser en amistad.
     
            Mirad:
    somos nosotros.

    Un destino condujo diestramente 
    las horas, y brotó la compañía.
    llegaban noches. Al amor de ellas
    nosotros encendíamos palabras,
    las palabras que luego abandonamos 
    para subir a más:
    empezamos a ser los compañeros
    que se conocen
    por encima de la voz o de la seña.
    Ahora sí. Pueden alzarse 
    las gentiles palabras
    -ésas que ya no dicen cosas-,
    flotar ligeramente sobre el aire;
    porque estamos nosotros enzarzados 
    en mundo,sarmentosos
    de historia acumulada,
    y está la compañía que formamos plena,
    frondosa de presencias.
    Detrás de cada uno
    vela su casa, el campo, la distancia.

    Pero callad.
    quiero deciros algo.
    Sólo quiero deciros que estamos todos         juntos.
    A veces, al hablar, alguno olvida
    su brazo sobre el mío,
    y yo aunque esté callado doy las gracias,
    porque hay paz en los cuerpos y en
    nosotros. 
    Quiero deciros cómo trajimos 
    nuestras vidas aquí, para contarlas.
    Largamente, los unos con los otros
    en el rincón hablamos, tantos  meses!
    Que nos sabemos bien, y en el recuerdo
    el júbilo es igual a la tristeza.
    Para nosotros el dolor es tierno.

    Ay el tiempo!Ya todo se comprende.
  




lunes, 23 de enero de 2017

La fría Europa



Estos últimos días de vendaval, nieve y tarifas (¡?) eléctricas hemos visto también tremendas imágenes de personas a la intemperie,de sus frágiles campamentos, las marchas forzadas    de los refugiados en los principales puntos fronterizos...casi las mismas escenas que Europa se había prometido a sí misma nunca más consentir:las del ghetto de Varsovia,las de los campos nazis de la muerte, las del  holocausto frente a la indiferencia.

También eran muy duros los inviernos en los Balcanes hace apenas unos años,a escasas horas de la calefacción de París, Berlín,...ola de frío siberiano ésta,  a kilómetros de Ucrania, Chechenia y otros lugares de los que es mejor no hablar, no vaya a ser que se enfade el gran oso ruso, ahora que está colaborando. Miremos educadamente hacia otro lado mientras en Corea,  en Pakistán, o tantas otras naciones, hay llanto y rechinar de dientes, hay el infierno en la tierra.
El infierno y el  frío del egoísmo, la soledad, el aislamiento, el carecer de  luz, calor y esperanza.Como la pobreza energética, otro eufemismo, que pueden estar pasando , ahora mismo, los que viven aquí, a nuestro lado.

 En La reina de las nieves, quizá la mejor obra del danés H.C. Andersen, leemos: "...en aquel tiempo había en el mundo un espejo mágico,fabricado por ciertos diablillos" . El espejo, roto en mil pedazos, se esparce por la tierra, y un fragmento helado se le clava a un niño, Kay, en el corazón.Y Kay  ya sólo podía ver el mal que hay en los demás, como un espejo distorsionado nos devuelve una visión deformada: así, Kay se vuelve egoísta, malhumorado y cruel, pues ya no puede sentir compasión por los demás,ni apreciar la amabilidad y belleza del mundo. Y cuando viva encerrado en el palacio de la Reina de las Nieves,  perderá la memoria,encerrado en la prisión del Reino del Olvido.


Y luego dicen que los cuentos de hadas no se parecen en nada a la realidad.



martes, 17 de enero de 2017

LEER ES DE LOCOS

                              
He llamado a  Rosalía para agradecerle su último regalo: La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Si unes la amistad por un lado y los buenos libros por otro, ¿qué sale?. Esas conversaciones son de las mejores cosas de la vida; de eso trata este refrescante libro, que su autora, Mary Ann Shaffer, bibliotecaria y editora -oficios que aparecen descritos con cariño en el libro- no pudo terminar; tarea de la que se encargó su sobrina, Annie Barrows.

Cuando Isak Dinesen regresó a su casa solariega en Dinamarca, a la nostalgia del paraíso perdido ("Yo tenía una granja en África...") se añadió el horror de la Segunda Gran Guerra; así que en el prólogo de Los ángeles vengadores(que en una doble lectura habla de la lucha entre la luz y las tinieblas), escribió:
 "tenía judíos (escondidos) en el sótano y nazis (acampados)en el jardín. Para no volverme loca, comencé una novela."

He recordado esta cita al leer La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. No sé si uno lee para no perder la cordura, para conocer el mundo, para... pero seguro que leemos porque nos hace mejores, más completos, más felices,como ocurre con los personajes del libro (¿qué libro? estoy empezando a perder el libro digo el hilo con tanta metaliteratura).

Londres, enero de 1946. Juliet Ashton, una escritora que ha estado levantando la moral inglesa con sus crónicas, busca un nuevo tema literario -y vital;y,por casualidad, comienza un intercambio epistolar con los componentes de un club  de lectura de una de las islas del Canal de la Mancha, que fueron ocupadas por los nazis y  pasaron la contienda aislados del mundo. Para librarse del castigo, hicieron pasar  por un club de lectura el festín nocturno de un cerdo y....
Alegre novela que nos habla de la amistad, el coraje, la lealtad, la soledad y el júbilo de las pequeñas cosas cotidianas.No es una obra maestra, pero,con su ingenio, humor e ironía nos dejan la sensación de que la vida se abre paso a través de los infortunios. De que la necesidad, como reza el dicho, aguza el ingenio,de la amabilidad y el heroísmo escondidos en tantas personas . Juliet Ashton  se verá inmersa en la vida de sus nuevos amigos y querrá convertir en un libro (ay, otro libro) esas historias  que con gran habilidad narrativa los isleños nos van contando: cómo sobrevivieron a la guerra, cómo volver a empezar (podríamos cuestionar que un taciturno criador de cerdos , un lacayo que le da a la bebida y demás personajes envíen cartas tan bien escritas, aunque podemos imaginarnos que, de verdad, un club de lectura es capaz de cambiar por completo a las personas.)

Y es que la ficción, como decía Chéjov, habla al final de la verdad: de cómo es la vida o, más bien, de cómo debería ser. Y de cómo nuestras historias se entretejen para componer un relato en el que, como dice el poeta,

    al fin, todo se comprende.