domingo, 9 de marzo de 2014

El Wasapp Feroz

Hace dos sábados, como para olvidarme, va y se cae Whatsapp. ¿Por qué se dirá "caer"? ¿Desde dónde se precipita, del ciberespacio sideral? Qué jaleo, qué alboroto. El caso es que esta conjunción astral me dio pie (o hizo que me cayera) para darme cuenta de:

1- La de tiempo que hace que no llamo a la mayoría de mis contactos. Escribir es una estupenda forma de comunicarse, a ver sino qué hacemos aquí, pero donde esté la voz... la palabra... la risa... (en los comentarios que no me escribís, podéis señalar día y hora y os llamo sin falta).

2- El abandono que sentía al no recibir mensajitos en unas horas debe ser síntoma de adicción. Qué alivio, qué alivio cuando llega Pelayo y me transmite la noticia como debieron avisar a Churchill de la invasión de Checoslovaquia. Uff, no he caído (otra vez) en desgracia, todo el mundo está igual. Varios millones de colgados (del sistema). Me dio que pensar que lo primero y casi único que tenía que contar Pelayo después de pasar el día entero de jarana fuera La Caída del Imperio Whatsapaniano, pero como siempre les digo, esa es otra historia.

3- Al instante lo vi claro: era una maniobra de la Compañía (no la del Anillo) para hacernos caer (ya van cuatro) en lo que nos ocurriría si no éramos leales. El vacío. La desolación (no de Smaug). Un aviso, una advertencia, como si dijéramos: ojo, que me ha comprado Facebook. Atentos que no estamos para bromas.

4- Y a continuación me di cuenta de la paranoica que resulta la idea del punto 3, (¿o no?). Vendrían a cuento aquí los emoticonos de la cara de horror, tipo El grito de Munch.

Seguro que habría reflexionado un poco más, el silencio ayudaba, pero dejé caer (5) el teléfono y cogí un libro. Como Groucho Marx cuando le preguntaban por la televisión. Sí, es muy educativa, en cuanto alguien la enciende me voy a otra habitación y me pongo a leer. El amigo Groucho, siempre genial. Claro que sin móvil tendría más tiempo para discurrir. No es por quitarle mérito, pero... qué graciosos, los Marx. Igual que otros hermanos, los  Grimm. A ver, nos ponemos en los bosques alemanes, a oscuras y con un frío que pela, y entre el aburrimiento y el miedo escribimos Caperucita y Hansel de un tirón.. y traumamos a unas cuantas generaciones de niños, según algunas modernas teorías. Y todo por no tener teléfono: ¿cómo estás abuelita? No, va ser que no, que la niña no te va a llevar la cestita, llamo a Telepizza y también a Prosegur, y así el guardabosques vigila tu casa, que el otro día raptaron a Hansel y Gretel. Baviera ya no es lo que era...   

Es verdad que a veces Groucho hablaba por uno de esos teléfonos negros y grandes, pero claro Harpo no podía; y nada que ver, tenían todo el tiempo del mundo para sus gansadas y para caer (6)bien a todos. Que yo sepa, los Hermanos Marx nunca tuvieron su grupo de Whatsapp. Así cualquiera.  
   

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