lunes, 7 de abril de 2014

Olímpicos

Carros de Fuego es mi película favorita de todos los tiempos.Es cuestión de gustos, pero hasta sus detractores admiten grandes aciertos.Para mi es el logro de una persona extraordinaria.

David Puttnam es uno de los mejores productores que ha tenido el séptimo arte. A veces asociamos este oficio con el de los gruñones insensibles que sólo piensan en el dinero que va a costar el rodaje o cuánto van a recaudar; pero esto no es siempre así. Lord Puttnam es un gran cineasta inmerso en la génesis de las historias,en la elección de los actores adecuados, en la ambientación...es el responsable de títulos como La Misión, los gritos del silencio,...así que sabía lo que se hacía.

Hace unos años, le otorgaron el premio Luka Brajovic en la Universidad de Navarra; y allí dijo cosas muy interesantes, que había estado poniendo en práctica durante toda su carrera.Por ejemplo: hablaba de la importancia de los memoria; de que había que atesorar recuerdos para saber discernir los valores que debían regirnos; esos recuerdos pueden servir también como  ideas para libros y películas; ideas, él estaba convencido, que podían cambiar el mundo. 

Puttnam achacaba la crisis actual de las películas con una falta de contenido en los guiones. Contaba que siendo  un blitz baby, un niño de la Segunda Guerra Mundial,había crecido en la mutua confianza y apoyo entre las personas,clave para las subsistencia en esos difíciles años. Y que quizá ahora también estábamos en crisis de compromiso,de lealtad entre las personas.

Lord David, en fin, hablaba de ser creadores de sueños, pero también buscadores de sabiduría: los artistas tienen el deber de ir más allá, de plantear cuestiones, de hacer preguntas:no sólo entretener.

Y así,en su búsqueda de ideas que valieran la pena, llegó a sus manos la historia de un atleta de los Juegos Olímpicos de 1924: Eric Liddell; y le interesó tanto, que ideó una película sobre dos grandes personajes, el escocés Eric Liddell y el judío inglés Harold Abrahams,que se esforzaron y llegaron a la gloria, cada uno por su camino, persiguiendo un sueño diferente,bajo una misma bandera.Es una obra coral, en la que el grupo de corredores,los estudiantes con sus togas, las pistas de atletismo, la playa,la fotografía, la inolvidable música de Vangelis, el vestuario, los Higlands escoceses, el Londres nocturno, el París olímpico.. conforman una obra de arte para disfrutar una y otra vez.

Porque hay que verla a cámara lenta, como la carrera final, para darse cuenta de muchos detalles.En la primera escena, Lord Lindsay, un aristócrata que participó en las Olimpíadas, recuerda en un oficio religioso para honrar su memoria, a los hombres que tenían esperanza en sus corazones y alas en sus pies : y todo el establisment anglosajón está honrando al judío que se sentía de menos en los años veinte; que sólo podía ser respetado, pensaba él, a costa de la excelencia; que no podía pertenecer al coro, sólo podía cantar  en el club de teatro- antológica escena en la que Harold canta I'm a Englishman, lo que siempre quería ser, un británico más-; así, el coro infantil del funeral,al principio de la película, enlaza con las voces de la capilla de Cambridge, donde sólo estaba la flor y nata de Inglaterra. Por cierto, creo que la canción que entonan los niños está tomada del poema Jerusalem, de William Blake, en la que se cuenta cómo el profeta Elíseo es subido al Cielo... en unos carros de fuego. El título se le ocurrió al director, un joven Hugh Hudson, cuando oía este himno religioso inglés.Al parecer, en principio el film iba a llamarse Runners. Mucho mejor así,  ¿no creen? 
En un doble flahback, el narrador, un amigo de Abrahams, que está en su funeral, nos relata las horas previas al inicio de los Juegos y pasa a contarnos cómo llegaron hasta ahí, con la llegada de ambos a Cambridge, en 1919.

Aunque la historia real de Eric Liddell es aún más impresionante, es la de Harold Abrahms la que resalta : la búsqueda de su camino,su talento, sus dudas, sus amigos, su novia,su carrera y sus carreras.

Porque me da vergüenza abusar de la numeración , pero que sepan que apenas he empezado a hablar de Carros de Fuego. Me quedan como cien metros de entradas.Pero hoy me voy a la salida ya. A mis marcas y estadísticas, recuerden. 

     


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