miércoles, 24 de septiembre de 2014

El otoño del ministro


Ayer comenzó el otoño, pero no fue un buen día.Y no me refiero al fútbol, que eso ya...
Fue muy triste ver cómo el presidente, así como sin nada, se sacudía la reforma de la ley del aborto.Que no era ninguna panacea, pero al menos otorgaba protección (¿?) jurídica al niño no nacido.  
Muy triste ver  cómo el ministro decía adiós y se convertía en ex-ministro, en sombra, en nada. ( Hace mucho leí una novela de Torcuato Luca de Tena, Señor Ex-Ministro, que narra su ascenso y caída). 


Muy triste ver las noticias: un corro de héroes y héroas por la libertad aplaudían al nuevo figurín, como si hubieran ganado la guerra de Independencia o se pusiera fin a una dictadura .Tantas Agustinas de Aragón de pacotilla jaleando al bobo de turno.lo único decente ha sido la dimisión valiente,consecuente,honesta. No he visto hasta ahora a ningún miembro del gobierno arropándole. Quizá nadie quera tener el prefijo -ex.Y sí adjetivos: progresista, demócrata, conciliador, tolerante, de consenso,... las palabras se prostituyen.
 
 En otro canal,el presentador nos revela que un  científico, ante el negro panorama del cambio climático, le ofreció un consejo : compre a sus hijos una casa en la montaña. Para huir del apocalipsis.( Se ve que no han leído las conclusiones que relacionan la felicidad con el mar).Muy

triste pues, ¿ de qué hijos hablamos? ¿Los que pasen las cribas y hayan dado positivo en todos los test de raza aria que se les practiquen antes de nacer? ¿los que fueron oportunos y llegaron en un momento de bonanza económica, social, afectiva y astral de sus padres y , por tanto, era deseado y pudo ver la luz? De qué niños hablamos si la palabra es engañosa y confunde: derechos, mujeres, interrupciones, embriones, incompatibilidades,...me aturden tantas mentiras que cambian la realidad a la medida de los avariciosos, de los ambiciosos, de los estúpidos, de los canallas.
Y en una cadena verde bramaban indignados: tanta espera...el gobierno dilatando decisiones...mientras tanto vidas humanas en juego...y hablaban de un medicamento para curar la hepatitis C, tremenda enfermedad, sí; sí, pero, ¿y los bebés que crecen al amparo de sus madres, que sólo necesitan unos meses para sobrevivir? ¿quién se preocupa por ellos? ¿esos fanáticos pro-vida, esos fundamentalistas misóginos, esos ultramontanos fascistas? las palabras al servicio del mal. Rameras.




¡Hoy empieza el otoño, a que es genial! me decía mi niña, con el entusiasmo que sólo tienen los pequeños que estrenan las estaciones. Sí, hojas que caen, vidas que penden de los caprichos, miedos y necedad unos cuantos.


Otoño es lo mejor: amarillos y granates, lápices y cuadernos, listas de propósitos para el nuevo curso; septiembre y octubre encierran promesas. No siempre se cumplen. Pero algunos compromisos se tienen que cumplir, pues después del otoño llega el invierno, y ahí en la montaña se pasa frío. Sin niños no hay primavera, sin honestidad una nación se desintegra.




Y , mientras tanto, en la ONU, con sus gestos ampulosos y voces engoladas, nos jugamos el futuro del planeta, bla bla bla, a ver si nos dan un sillón (no permanente) en el Consejo, faltaría más. De qué planeta hablan, cómo no se mueren las palabras, si el hombre, el custodio de la creación, el que que da la vida a las cosas al nombrarlas, interrumpe a sus hijos porque están enfermos,porque tienen taras, porque no llegan en el momento cósmico.Que sigan los del ONU discutiendo el cambio climático:subirán las temperaturas y se agostarán los ríos si no se pone remedio. Pero la peor de las plagas ya está aquí, ya hace muchos años que es como un cáncer invasor. 

Lo peor del mal es que lo banaliza todo. Que ya nada es tan importante como para jugarse la vida, la hacienda, la fama.

Gracias, Señor Ex-Ministro.

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