Sigo con mi nostalgia del pasado de niña de la EGB. Los más viejos del lugar recordaréis esa cancioncilla indispensable en el repertorio de ruta escolar:
...y en el monte las sardinas tralalá,vamos a contar mentiras...
Lo bueno de mi generación es que sabíamos distinguir entre el bien y el mal. Ya os lo contaba ayer, la cosa desprendía un tufo maniqueo en el que se obviaba que la vida no es casi nunca en blanco y nefgro- como los primeros televisores- sino que admite variiados acordes en gris.Marengo, acero, arena, perla, greige,...que se lo digan a una fashion blogger.
Ahí estaban Pinocho y La ratita presumida para recordarnos la espiral autodestructiva de los embustes. Cuando unos cuantos remilgados se inventaron la etiqueta de políticamente correcto, muchos ya estábamos vacunados de semejante tontería.
Que la vida iba en serio...cantaba Loquillo con versos de Gil de Biedma. Que los que han eliminado la historia, filosofía y humanidades en general de la educación saben bien que donde siembras bobos, recoges borregos.
Así que, partiendo de dos premisas:
-I. la libertad, ya lo decía D.Quijote, es el bien más preciado al que un hombre puede aspirar. Pero es que antiguallas como Aristóteles ya advertían que la libertad y la verdad son dos caras de una misma moneda. No eres libres si estás engañado,si eres idiota, con perdón.
-II . Nada justifica un asesinato,nada. Pues el fin nunca justifica los medios, y muchísimo menos en este caso: la vida humana es sagrada.
Podemos decir que
-la libertad lleva consigo la responsabilidad,y ejercerla conlleva unas consecuencias. No es ilimitada, termina allá donde empieza la de los demás.
-Presumir de moderno laicista proguesista y todos los -ista no da derecho a mofarse de nada ni nadie.
-Cuánta necesidad tenemos de héroes, de guías, de modelos que imitar. Un terrorista no es un mártir; a veces, la víctima tampoco era un ejemplo, por mucho que condenemos su muerte.
Dorothy Sayers, además de una estupenda autora de novelas de detectives, fue una referente intelectual inglesa, en especial durante las segunda Guerra Mundial. Animó incansablemente a todos, en especial a sus amigos del Círculo de Oxford - Lewis, Tolkien, y así- a reconstruir moralmente la nación que vendría tras la devastación de la guerra. Y sus armas eran insistir en la unidad de la nación, en ser excelentes profesionales, en educar a las nuevas generaciones en la historia de Inglaterra y Europa ( pues formamos parte "de una tierra de héroes", decía) y sobre todo en no olvidar la creatividad, la fe, la belleza, lo que distingue la civilización de la barbarie.
Me pasmo con la similitud entre las medidas propuestas por Sayers y el actual modelo educativo. Me asombro con la reacción de los llamados dirigentes, su buenismo, su estupidez, su poltronería, sus gestos a la galería, ...todos somos tal...integrémonos todos en una sociedad multicual... renunciemos a imponer y abrámosnos a la alianza de los pueblos...
Es bastante posible que estemos de nuevo en guerra; una guerra de guerrillas, cibernética, global, tanto más peligrosa cuando el bando occidental - cuyo dios es el dinero- reniega de si mismo y se debate entre la "repulsa" y el "diálogo". Y mientras, mes tras mes,, miles y miles de iraquíes, sudaneses,pakistaníes,nigerianos, indonesios,sirios,..... huyendo del horror, del odio y de nuestra indiferencia. No quedan Charlies para ellos, no se afilan para ellos los lápices.
Que cada uno se cuente , voz engolada a lo Hollande, lo que quiera. Pero al menos, avisemos: esto es para cantar en el bus, borreguitos todos, esto son trolas,son mentiras, tralalá.