Se cuenta que el todopoderoso Louis B.Mayer creó la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas en 1927 para conseguir que "sus" actores, con el cebo de los premios, se mataran a trabajar y así la Mayer produciría más y más éxitos de público; de hecho más tarde se fusionó con la Metro y rodaron un rato largo.Lo cierto es que también sirvió para unir los diferentes gremios - guionistas, coreógrafos, diseñadores, cámaras,...-que ya estaban rodando historia de Los Ángeles, la ciudad de las estrellas.
La primera gala de los Óscar se celebró en 1929 ; consistió en una exclusiva cena y la ceremonia la liquidaron en ¡quince minutos!. Nunca he entendido eso de que los académicos se votaran a si mismos (las que protagonizaban, financiaban o montaban- y contra sus novios, enemigos...) pero ya pensaré en eso mañana ( Escarlata O´Hara dixit). Lo mejor de esa primera vez, aparte de la duración, fue que le dieron uno de los premios a Chaplin ¡por su trayectoria y contribución a la industria del cine! ¡en 1929! (¿ya sabían todo lo que vendría después?). A la Warner se lo dieron por su innovación -suya es la primera cinta sonora: El cantor de jazz.
Al jazz, a La La Land, daría yo un montón de trofeos, esta próxima madrugada, para que sigan creando obras así, y para darles las gracias... y porque sí, por su frescura, entusiasmo, nostalgia,porque parece una musical y no del todo, parece romántica y te destroza, parece sencilla pero tiene mucha miga dentro ("como tantas estrellas hay en el firmamento" promocionaba el viejo Hollywood). La ciudad de las estrellas, donde los que triunfan suben al Olimpo y donde los sueños, por algo estamos en América, pueden hacerse realidad.O sí, pero pagando un precio.
También le daría algo estelar a Mel Gibson, por ser el último hombre, porque le tienen manía, y porque en Hasta el último hombre no sólo hace historia del cine bélico, sino que toca un tema crucial: si se ha conseguido el derecho a ser objetor de conciencia, ¿por qué no podemos ser políticamente incorrectos en temas como la familia, la vida, etc?.
Esta edición vuelve el talento hispano: aplauso al mejor corto para Timecode (¡es muda! ¡como las primeras!), por su talento, por española y porque su productor, Arturo Méndiz, es un buscador de historias que cree que puede cambiar el mundo; y porque es hermano de mi profesor Alfonso Méndiz. Empiezo a entender la endogamia de los académicos.
A Fences, el contrapunto del sueño americano, también les hacía subir al escenario (con tal de que no hable Meryl Streep...) , a Viola Davis por supuesto, al mejor guión adaptado...a Denzel Washington, siendo fantástico,se siente,pero no; porque me gustaría ver de nuevo juntos a Ryan Grosling y a Emma Stone, a ser posible bailando, pero los dos con su sueño hecho realidad.
Y porque sí, porque me da la gana, y la la land. Como decía el primer español oscarizado, el gran Jose Luis Garci,
Qué grande es el cine